Un programa de colaboración entre pescadores y ecologistas permite recuperar los animales y devolverles la libertad.
En abril y mayo, la almadraba de La Azohía (Cartagena), el único arte de pesca que aún opera en el Mediterráneo español, capturó accidentalmente más de 30 ejemplares de mantarrayas, rayas gigantes o mobulas, como la llaman los pescadores locales, lo que demuestra la amenaza que este tipo de redes supone para la biodiversidad marina.
Sin embargo, todos fueron liberados vivos tras pruebas de marcado gracias a un programa de colaboración entre la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), la Almadraba de la Azohia y WWF.
La mantarraya es la mayor de las rayas del Mediterráneo, pues su envergadura puede superar los 5 metros. Este animal es poco conocido en las costas de España, donde se le observa periódicamente y se comunican capturas puntuales, principalmente por parte de flotas pesqueras de superficie.
Se trata de un pez de estilo de vida pelágico (aguas abiertas y aguas profundas), que se alimenta de plancton y peces pequeños y que realiza migraciones estacionales, en las que entre unas pocas y unas decenas de individuos pueden centrarse en alimentarse y reproducirse.
Esta especie está clasificada como «en peligro crítico» por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) principalmente debido a su baja tasa de natalidad, que produce una o dos crías cada dos o tres años, y debido a la pesca frecuente durante las diferentes temporadas de pesca.
«Aunque hasta la fecha han existido una serie de citas y fotografías tomadas por ANSE y empresas de buceo, principalmente en la costa de La Azohia o cerca de Cabo de Palos, no se conoce ninguna filmación tan importante como esta que tiene lugar este año en el Última Almadrara, esta costa ha sido reconocida recientemente como un sitio de importancia cultural”, añadió la agencia de conservación de la naturaleza.