El trabajo de campo, las relaciones de poder y la precariedad favorecen y normalizan las dinámicas de discriminación a las mujeres en este sector.
“Había una verdadera camaradería en las excavaciones a las que asistí como voluntario. El debate es sobre quién es más atractiva, a quién se follarán o con cuánta gente follará”.
“Me dijo que si me daba un masaje les diría a mis profesores que me respetaran”. «Después de que rechacé sus insinuaciones sexuales, el director del proyecto me degradó a trabajar a tiempo completo en el laboratorio y amenazó con arruinar mi carrera».
Todos estos informes están extraídos del Informe sobre Acoso Sexual en Arqueología 2018, elaborado por Maria Coto-Sarmiento, Lara Delgado Anez, Lourdes López Martínez, Jesús Martín Alonso, Ana Pastor Pérez, Apen Ruiz Martínez y Maria Hubero Gómez.
Para la preparación de este trabajo se entrevistó a 358 participantes, entre ellos 326 españoles. Cinco de estos participantes fueron eliminados «por sospecha». Las mujeres que respondieron, la gran mayoría de las 227, confirmaron la prevalencia del acoso sexual en el campo de la arqueología.
El 51,1% de ellas afirmó haber experimentado algún tipo de acoso sexual durante su carrera arqueológica, ya sea como estudiante, empleada, investigadora o docente. En el 89,86% de los casos el género de la persona acosada era masculino.