En España, el 48% de los adultos aseguran no tener un descanso de calidad, gran mayoría de los afectados ha desarrollado una enfermedad crónica grave relacionada con la falta de sueño.

Lo cotidiano para muchas personas hoy en día, y una variedad de circunstancias personales son sólo algunos de los factores que reducen directamente la calidad del sueño.

Es muy importante prestar atención al entorno en el que dormimos, prestando atención a cada detalle. La temperatura de tu dormitorio es uno de los factores más importantes a tener en cuenta ya que determina en gran medida cómo disfrutas de un descanso óptimo y por tanto mantienes tu salud física, mental y emocional.

Cómo y dónde descansamos determina en gran medida nuestra salud física y mental cuando estamos despiertos.

Después de todo, mientras dormimos, nuestro cuerpo trabaja constantemente para garantizar nuestra salud. Una de las tareas que realiza el cuerpo durante el sueño es la producción de citocinas, es decir, proteínas que ayudan a aliviar el estrés acumulado durante el día y nos protegen de diversas enfermedades. La producción de estas proteínas es necesaria y la falta de sueño altera este proceso hasta el punto de que el sistema inmunológico puede debilitarse significativamente.

Por otro lado, la falta de sueño aumenta el riesgo de obesidad; debido a cambios en las hormonas del apetito grelina y leptina, provocando cambios negativos en el metabolismo y el apetito. Además, la falta de descanso nos quita energía durante el día y nos lleva a un estilo de vida más sedentario.

El cerebro y el corazón necesitan un descanso adecuado y buenas condiciones para poder realizar sus funciones con normalidad. Cuando dormimos, se producen cambios significativos en la presión arterial, la frecuencia cardíaca y los niveles de ciertas sustancias químicas.

Dormir mal aumenta significativamente el riesgo de enfermedad cardiovascular. Por otro lado, el insomnio afecta directamente al funcionamiento cerebral, provocando pérdida de memoria, falta de concentración e incluso provocando que el cerebro se encoja por no recuperarse adecuadamente durante el descanso.

Como hemos demostrado, el sueño juega un papel importante en la regulación del estrés. La falta de sueño conlleva graves consecuencias para la salud mental, empezando por el hecho de que las personas que no descansan lo suficiente durante mucho tiempo serán susceptibles a enfermedades como la depresión y los trastornos de ansiedad.

Las personas que tienen falta de sueño suelen tener pensamientos intrusivos. Esto ocurre debido al llamado síndrome disejecutivo, un trastorno que daña varias partes del cerebro, alterando la comunicación y la personalidad.

Un estudio realizado en un hospital psiquiátrico de Singapur encontró que el insomnio y varios trastornos mentales se superponen, lo que hace que la afección sea mucho más difícil de tratar.