La superpoblación de palomas es un problema en muchas ciudades. Sin entrar en demasiados detalles, Barcelona es una de ellas y recientemente decidió utilizar halcones y águilas para deshacerse de estas molestas aves o al menos ahuyentarlas.

El método utilizado en la capital catalana puede calificarse de sangriento, pero es mucho menos sangriento que el elegido en la votación de la ciudad alemana de Limburg del Lahn, una ciudad de más de 30.000 habitantes situada al oeste del país.

En esta ciudad, los habitantes votaron, el mismo día en que eligieron a sus representantes europeos (el último día, el 9), sobre la mejor manera de matar palomas: retorciendoles el pescuezo. Según el periódico alemán Der Spiegel, que recoge información publicada en la página web del ayuntamiento, el 9 de diciembre algo más del 53% de los 26.000 electores que votaron apoyaron este cruel método para destruir unas 700 de esta especie de ave.

«El pueblo hizo uso de su derecho y decidió que la población de palomas disminuiría en los próximos dos años», explica el alcalde Marius Hahn. El propio alcalde también explicó cómo se llevaría a cabo la ejecución: el cetrero atraería a las palomas a una trampa y, cuando llegaran allí, las golpearía con un palo para aturdirlas. Luego les rompería el cuello para matarlas.

Los resultados de la votación fueron ampliamente criticados por los defensores de los derechos de los animales, que intentaron persuadir a Limburg para que eligiera «una solución moralmente correcta y, por tanto, contraria a la matanza brutal de palomas rompiéndoles el cuello».