Este derretimiento podría afectar de forma severa a la estabilidad de estos bloques y acelerar la subida del nivel del mar, según advierte un reciente estudio de la Universidad de Cambridge.

Un equipo de científicos ha descubierto que más de la mitad (57%) de toda el agua de deshielo de las plataformas de hielo de la Antártida permanece en forma de lodo. Este derretimiento, que hasta ahora no había sido cuantificado ni contabilizado en los modelos climáticos, fue detectado mediante inteligencia artificial.

Según una investigación publicada en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y publicada el jueves en la revista científica Nature Geoscience, dicho derretimiento podría afectar gravemente a la estabilidad de las plataformas de hielo y acelerar la nivelación del aumento del nivel del mar.

Los llamados lagos de deshielo, como han demostrado estudios anteriores, pueden contribuir a la destrucción y al colapso de los cimientos bajo el peso del agua. El agua de nieve, por el contrario, es un poco más difícil de analizar en profundidad. La autora principal, Rebecca Dell, del Scott Polar Research Institute (SPRI), explica: “Podemos utilizar imágenes de satélite para mapear lagos de agua de deshielo en gran parte de la Antártida, pero mapear la tierra es difícil porque se parece a otras cosas y puede confundirse”.

El sistema que utilizan los científicos para determinar la cantidad exacta de nieve húmeda y agua de deshielo contenida en las capas de hielo se basa en los llamados «métodos de aprendizaje automático» que utilizan métodos y algoritmos estadísticos para clasificar y predecir los fenómenos estudiados.

Por tanto, basándose en este modelo, utilizado por investigadores de la Universidad de Colorado Boulder (EE.UU.) y la Universidad de Delft (Países Bajos), así como en datos ópticos del satélite Landsat 8 de la NASA, se pueden registrar lluvias y nevadas mensuales.

A medida que el clima se calienta y la Antártida se derrite más rápido, el agua de deshielo, ya sea en forma de lago o de lodo, puede entrar y erosionar las grietas del hielo, lo que podría provocar la caída de los cimientos más vulnerables. Esto provocaría que el hielo de los glaciares interiores cayera al océano y contribuiría al aumento del nivel del mar. “Debido a que el lodo es más duro que el agua de deshielo, no causará fractura hidráulica como el agua de un lago, pero debemos tener eso en cuenta al predecir si las plataformas de hielo colapsarán o no.